domingo, 23 de diciembre de 2012

Tom Petty and the Heartbreakers - Echo (1999)


Los discos de ruptura son en sí un género, ofrenda de sentimientos a flor de piel en el momento crítico de confrontación con la soledad inmedita después del portazo final. En She's the one ya mostraba tímidamente entre sus surcos que algo no andaba bien, tras la banda sonora de esta película romántica del montón se encontraba la base del problema, podría decirse que aquel ejercicio le vino que ni pintado para desahogarse. Pero en Echo ya no hay miedo por esconder ni uno sólo de sus pensamientos, aquí ya no hay pretexto argumental que valga, rock sangrante nada pretencioso, eficaz y con el único hilo conductor de su propia experiencia y con los recuerdos grabados a fuego.

Echo está en la antesala de la cura, en ese momento en que esas vivencias son un triste eco que duele y te comprime las tripas, con la fuerte sensación de que todo fue tiempo perdido, y donde la ruptura no sólo se refiere a la disolución de bienes gananciales de dos en discordia, además supone una ruptura con el pasado. Pero a la vez debe ser un tiempo para empezar a comprender a duras penas que no se trata de borrar el pasado, se trata más bien de aceptarlo porque forma parte de nosotros e intentar borrarlo es como intentar borrarse a uno mismo.
Afloran esos momentos de rabia contenida, frustración y desencanto, donde los buenos recuerdos aun no han subido a la superficie, que seguro que los hubo. Este podría ser su Blood on the tracks, su Tunnel of Love más amargo aún si cabe, con la determinación, por lo doloroso de lo expuesto, de no tocar la mayor parte de las canciones en directo, aunque alguna, sólo Billy the Kid, quedó grabada en directo para la posteridad en su Live Anthology.


Último disco de la colaboración con Rick Rubin, y por desgracia, último en el que participaría Howe Epstein a quien se lo comió el rock'n'roll en 2003, Ron Blair, bajista original de la banda volvería a la formación para The Last DJ. Mike Campbell continúa siendo un pilar fundamental de la música de los Rompecorazones, guitarrista al que parece no afectar el tiempo, cada vez suena más joven, cada vez me sorprende más gratamente. Razón que supongo la principal para que este disco de temática tan personal sea firmado junto a los Heartbreakers, porque sin ellos se podría haber convertido en una secuela facilona de Wildflowers, y eso en definitiva tampoco sería malo, aunque hoy poy hoy Echo me parece perfecto como está.

Room at the top enlaza con el sonido de Wildflowers, ese entrelazado de guitarras en el tramo final de la canción es perfecto, endurece su rock en canciones como Free Girl Now y I Don't Wanna Fight, y tiene su punto álgido de putoamismo en Swingin', un recitado en el que no-canta como nadie y a la que añadiría otra línia a sus versos, "Swingin' like Etta James", haceros el favor de ver el video de más abajo. Petty continúa teniendo el mojo, con canciones como Accused of Love uno no sabe si fueron los Travellling Wilburys quienes absorvieron parte de su arte, o fue él quien lo aprehendió de los maestros, pero me pasa que oigo esta canción y me imagino a Lynne y Harrison haciendo los coros y a Big O rascándole a la guitarra en plan You Got It.

La balada Lonesome Sundown suena beatle y country a partes iguales, con el piano y la slide que conducen a la puerta de salida mirando al suelo cabizbajo con el primer sentimiento nostálgico momentos después del final definitivo. Tono resignado en Echo, la reprobación resonando con fuerza, el eco triste cuando acaba el encanto y la química. Billy The Kid es ya un standard pettyano, esto es como entrar hasta la cocina, Petty muestra su rol de víctima traicionada.

Doce canciones donde no sobra nada y que recomiendo fervientemente. Tengo especial debilidad por el Petty de los 90, y tengo a Echo en el pedestal donde también guardo Wildflowers. Hay quien piensa que esta etapa es muy lineal y aburrida, queda claro que este Petty ya no es el de Damn the Torpedos, pero donde allí mandaba la inmediatez y la hormona, aquí manda la experiencia y la arruga empieza a ser bella de verdad. El disco me parece sublime y además el señor Mike Campbell está que se sale. Escuchad esta:


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