domingo, 3 de febrero de 2013

The O2, Dublin 7 de junio 2012, por Rockland


Las ciudades de Dublin y Cork fueron nuestra elección para ver por fin a Tom Petty & The Heartbreakers encima de un escenario. Una oportunidad única e irrechazable que se presentó este año por medio de 14 fechas en el viejo continente y que esperemos pueda tener una continuidad en el futuro ahora que este hombre se ha quitado el miedo a traspasar el charco. Viendo el ambientazo que se produjo en sendos bolos y con la cantidad de seguidores españoles reunidos en estas fechas, no sería muy descabellado pensar que pueda volver algún día, y por qué no a España. Ya sabéis, la esperanza es lo último que se pierde.

Nuestra primera cita tenía lugar en Dublín el 7 de junio en el 02, situado en los Docklands (zona portuaria) de la ciudad, a los que se podía acceder fácilmente a pie con una caminata de menos de media hora desde centro de la ciudad o bien cogiendo un tranvía que te dejaba justo a los pies del recinto. La verdad es que el día no se presentó nada bien desde el principio. Durante toda la mañana hizo un tiempo infernal traducido en un viento enrachado y una lluvia incesante que te dejaba calado hasta los huesos. Además, me enteraba a mediodía por casualidad del fallecimiento de Preciado y la noticia me dejó con muy mal sabor de boca buena parte de la jornada. No podía dar crédito y aún sigo sin creerlo. Menos mal que lo que se avecinaba iba a ser memorable.


Hacia las cinco de la tarde se hizo la luz y paró la insufrible e insoportable lluvia. Aprovechamos para dirigirnos hasta el lugar que nos llevaría a ver uno de los bolos que más anhelaba desde hacía tiempo. Al llegar a la cola, nos encontramos con Raúl, su novia y un colega suyo que llegaba desde Málaga. Charla amena sobre rock’n’roll y por mi parte algo de nervios ante el acontecimiento que se avecinaba. Por fortuna, la lluvia no volvió a aparecer durante la espera y a las seis y media se abrieron las puertas para dirigirnos directos a una tercera fila que nos dejaba una visión perfecta para presenciar el bolo en condiciones óptimas de disfrute pleno.

De telonero, se nos presentó Jonathan Wilson, al que ya tuvimos oportunidad de ver en Avilés hace un año acompañando a Jackson Browne. En aquella ocasión no me dijo mucho lo que vi de este hombre, me pareció muy soso y falto de garra, pero en Dublín se cascó un bolo muy digno. El tío toca muy bien y con elegancia. Quizá se eche en falta algo más de mala leche y ser un poco más directo con la audiencia pero para calentar la noche le damos un buen aprobado. Lo que llegó después ya es arena de otro costal…


Una espera de media hora que se me hizo eterna con unas uñas que no tenía por donde comerlas. Mientras tanto, sonó por las altavoces del recinto el “Johnny Ace is dead” de Dave Alvin, que dio paso al “Got my mojo workin’” popularizada por Mr. Muddy Waters. En ese momento, los nervios se aceleraron aún más y de repente se apagaron las luces de un abarrotado 02 saliendo a escena…¡¡Tom Petty & The Heartbreakers!! Como siempre en estas ocasiones tan especiales, uno no se podía creer que estaba viendo a un tipo tan difícil de presenciar en directo como el de Gainsville. Perfectamente trajeado, flanqueado a su derecha por Mike Campbell y Benmont Tench y a su izquierda por Ron Blair y el multi-instrumentalista Scott Thurston, Petty dominó el cotarro desde el primer segundo. Escondido detrás de su batería el fornido y contundente Steve Ferrone, una bestia que me dejó noqueado durante todo el show. La banda ya estaba presta y dispuesta a ofrecer una noche para el recuerdo.

Abrió fuego “Listen to her heart” y aquello sonó a gloria de inmediato. Sonidazo nítido, claro, cristalino y con el volumen adecuado. Una perfección. Hacía tiempo que no escuchaba un bolo con un sonido tan limpio y sin saturación de ningún tipo. Se oían los instrumentos y la voz como si estuvieran en el salón de tu casa. Sin tiempo de reacción, el primer bombazo llegó con “You wreck me”, donde te dabas cuenta de que esta banda sonaba como pocas. Compenetración y oficio a raudales. Siguieron un par de himnos como “I won’t back down” y la coreada “Here come my girl” dejándonos abrumados con la demostración de poderío que ejercían estos tipos. Acojonante. Entre canción y canción, me sorprendió vera un Petty muy sonriente y hasta bromista. Así da gusto.


El show prosiguió con un guiño a Traveling Wilburys en “Handle with care”, con Scott Thurston haciendo las partes vocals de Roy Orbison. Por cierto, en ese momento me fijé con más detalle que la mano izquierda de Petty temblaba de manera muy pronunciada a la hora de ejecutar los acordes de la canción y la cosa siguió hasta el final del bolo. En Cork lo mismo. No quiero pensar mal pero ahí dejo esa apreciación de la que muchos de los que estábamos delante nos percatamos. Esperemos que no sea nada grave. Del último, “Mojo”, también cayó, entre otras, su mejor tema, “Good enough”, donde Mike Campbell se luce de manera sublime en el solo final. La única versión del show apareció con la brutal “Oh well” de Fleetwood Mac, que sonó como un cañón y con Petty recorriéndose con vehemencia todo el escenario maracas en mano. Si a esas alturas alguien dudaba del estado de forma de Petty, quedaba completamente disipado al verlo tan ágil y ligero de movimientos. La primera parte del recital se compuso de un tema no muy conocido en su discografía como es “Something big”, que siempre me encantó, y la muy bien recibida “Kings highway”, del exitoso “Into the great wide open”.

Antes de presentar a la banda y de atacar el aclamado “Free fallin”, Mr. Petty nos sorprendió hablándonos de sus fans de ¡¡España!!, que, por lo visto, se había encontrado por las calles de Dublín el día anterior. Todo un detalle que fue correspondido por la audiencia hispana con un sonoro “oé oé oé” que siguió el resto de la audiencia. Ver para creer. Y llegó el momento cumbre de la noche con el tema que deseaba oír ante todo como es una alargada y mágica “It’s good to be King”. Ni qué decir que en ese instante, Petty me conquistó definitivamente. Pocas cosas en directo pudieron superar la ejecución de este tema en manos de los Heartbreakers. Música en estado puro, celestial, de otra galaxia. 14000 almas literalmente flotando ante semejante obra de arte. Sin tiempo que perder ante el clímax total vivido, llegó la calma con la bonita y acústica “Something good coming”, perfecta para coger aire y afrontar la última recta.


¡Y vaya tramo final, amigos! Casi sin tiempo para la relajación cayeron “Learning to fly”, “Yer so bad”, la zeppeliana “I should have know it”, que sonó tan potente como un reactor que pasa por encima de tu cabeza y las dos últimas para dejarte K.O y sin reacción de la mano de “The refugee” y una acelerada “Runnin’ down a dream”, que volvió literalmente loco a la audiencia. Público entregado con la banda saludando al respetable. Triunfo rotundo, absoluto e incuestionable. Pequeña pausa para reponer fuerzas y atacar la última parte del show.

Los bises no presentaron ninguna sorpresa. Quizás sea el único punto negativo de esta gira ya que no suelen modificarlos. Por supuesto, no podían faltar la dylaniana “Mary Jane’s last dance” y la imprescindible “American girl”, con la banda sonando a todo trapo y dejando bien claro que pocas le pueden hacer sombra. Apabullantes. A Petty le quedo tiempo para espetar un breve: "Dublin, thank you so much for this special night. Let's not make it 20 years until the next time, ok?", que ojalá se cumpla no tardando mucho. Y así de felices nos fuimos para el hotel. Al día siguiente tocaba madrugar y verlo otra vez en Cork pero de eso se lo dejo a mi querida Paulamule, que os lo comenta en su blog.

Noche histórica e imborrable en nuestras memorias. El concierto del año ya tiene dueño.

Aquí os dejo el momentazo donde Petty se refiere a sus fans españoles y la consiguiente respuesta del respetable.

Escrito originalmente por Rockland

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